A dos semanas después del golpe
Apenas dos semanas después del golpe de estado institucional en Paraguay vemos con enorme preocupación que, pese a las declaraciones de los nuevos funcionarios en favor de la libertad de expresión, la persecución ideológica ha llegado a los medios de comunicación y, particularmente, a las instituciones del Estado y al sistema público de medios. Constatamos con intranquilidad, temor y rechazo, los despidos sin causa –sugerentemente acompañados de comentarios ofensivos contra la libertad de opinión y contra las adscripciones ideológicas de cada trabajador- que se vienen produciendo en los espacios democráticos y plurales que se fueron construyendo durante los últimos cuatro años en el Paraguay.
Esos ámbitos han resultado ser la demostración de la verdadera posibilidad de generar espacios públicos de deliberación, opinión e identificación que rompan con las monocordes expresiones mediáticas del Paraguay.
Si algo se puede destacar del gobierno de Fernando Lugo de manera indiscutible es que ha sido coherente en su defensa de la libertad de expresión y del derecho a la información. Sin embargo, tras el golpe, asistimos a gran cantidad de despidos, presiones, amenazas y amedrentamientos que afectan las condiciones de vida de los trabajadores de los medios públicos así como las libertades de expresión y opinión de los periodistas de los diferentes medios y ámbitos del campo comunicacional del Paraguay.
Pero al mismo tiempo estas presiones perturban al pueblo paraguayo en tu totalidad, sujeto del derecho a la información, impedido de acceder a informaciones y opiniones plurales por decisión de patronales que, públicas o privadas, restringen la posibilidad de que sea cada individuo el que resuelva su visión de las cosas con independencia.
En este marco, y a sabiendas de los despidos, las persecuciones, las amenazas y las presiones sufridas por compañeros trabajadores del campo de la comunicación, expresamos nuestro más enfático repudio a cualquier práctica que suponga la restricción o limitación del ejercicio de la libertad de expresión y opinión en el Paraguay y solicitamos, una vez más, a los organismos internacionales que impulsen rápidamente todas las acciones posibles en bien de la democracia y del derecho a la comunicación en el país hermano.
Gerardo Halpern, comunicador, investigador CONICET, Argentina
Washington Uranga, periodista, investigador, Argentina
Teresita Vargas, comunicadora, Argentina
Manuel Barrientos, periodista, Argentina
Volver
09/07/2012 (885)