Presión de los gobernadores en medio del debate del Presupuesto 2025. Los radicales se suman al PRO para vaciar el recinto en un gesto de apoyo a Javier Milei. Una sesión para ponerle algún freno a Milei. El grueso del arco opositor aspira a conseguir el quórum para sesionar y aprobar ambos proyectos, mientras el Gobierno presiona a gobernadores y legisladores colaboracionistas para bloquear la convocatoria. Si no consigue su objetivo, el plan B de Milei sería clausurar el Senado para que no haya leyes este año.
Por Miguel Jorquera. la oposición busca ponerle límites a la forma en que el gobierno de Javier Milei lleva adelante su gestión, ignorando las facultades del Congreso. Los bloques opositores que solicitaron la sesión especial (Encuentro Federal, Unión por la Patria, los radicales disidentes de Democracia por Siempre y Por Santa Cruz) resisten la embestida libertaria dentro de sus propios espacios y confían –con el aporte de otras bancadas– conseguir el quórum y los votos para aprobar los dos puntos de la convocatoria: modificar la ley que regula los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para limitar las atribuciones del Ejecutivo sobre el Congreso y derogar el DNU 846/24 con el que el Gobierno se auto concede facultades para renegociar la deuda externa sin la intervención del Parlamento. El oficialismo solo cuenta con su propia tropa libertaria y la de sus aliados más íntimos, como el PRO -donde Mauricio Macri pidió a los propios no dar quórum hoy- y el de los gobernadores colaboracionistas con algunos diputados que le responden, aunque por ahora no le alcanza. Si no logra su objetivo, la Casa Rosada clausuraría el Senado en lo que queda de sesiones ordinarias (culmina el 30 de noviembre) para que el DNU de la renegociación de la deuda siga vigente y la modificación a los DNUs no se convierta en ley este año. La reforma a la ley 26.122 busca limitar la utilización de los DNUs, y establece que los mismos perderán vigencia si no son tratados por ambas cámaras del Congreso en un plazo de 90 días de su puesta en vigencia y si son rechazados por una sola de las Cámaras legislativas, y ya no las dos, como hasta ahora. Milei descuenta que si la reforma se aprueba en marzo del año próximo, no tendrá problemas en vetarla si conserva el tercio que le permite bloquear cualquier intento legislativo de insistir en su sanción. Milei ha conseguido avanzar con su plan de destrucción del Estado a fuerza de DNUs: lleva firmados 42 en once meses de Gobierno con múltiples facultades otorgadas en cada uno de ellos. Y a ese ritmo apunta a superar en número de decretos a todas las gestiones presidenciales que lo precedieron. Distinta es la situación del DNU 846/24, que es lo que más preocupa a Milei y a su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. El decreto le auto otorga facultades al Gobierno para renegociar la deuda externa y en moneda local sin el control del Congreso, como establece la ley. Si el Senado ratificara el rechazo de Diputados, el DNU quedaría nulo y el Presidente ya no podría recurrir al veto como en el otro caso. Con lo que se derrumbaría la hoja de ruta que traza Caputo en una negociación que no cumpliría con los requisitos de la quita de capital de la deuda, baja de intereses sobre la misma y mejoramiento de los plazos para su cumplimiento.