La híper-recesión libertaria, tal la descripción que utilizan para
calificarla los economistas del PRO y el liberalismo, abrió en Argentina
un contexto de "juegos del hambre", con postales y cifras pocas veces
vistas. El arco va desde la preocupación empresaria por la fecha de
vencimientos de productos, caídas récord en las ventas con precios aún
estables, disputas de compañías por financiar con descuentos ridículos
las ventas de la canasta básica y una cantidad de compras de montos de
dinero muy mínimos con tarjetas de crédito. Esta situación, además, se
ve de manera más elocuente en el Conurbano, donde la pandemia económica
de Milei derrumba las ventas y ya se ve en las encuestas el pase de
factura de la población provincial a las políticas del Ejecutivo. En la
primera semana del mes, los precios que venían dormidos se despertaron
y, según la consultora LCG, duplicaron a los de la última semana de
julio. En estos primeros siete días, aún con la inflación estabilizada
en un 4 por ciento (9 puntos menor a la que dejó Sergio Massa), el
consumo masivo sigue cayendo a dos dígitos altos, iguales o superiores a
los julio: en algunos días se conocerán dos cifras fuertes en este
sentido. Un derrumbe de casi 18 puntos del consumo en hipermercados y
del 15 por ciento en almacenes. Hace unas horas, un comerciante se
sorprendió al ver que, a pesar de la caída en las ventas, el gigante
Arcor pasó una lista de aumentos de entre 10 y 20 por ciento. Hacía
tiempo que no aumentaba, pero todos se preguntan el por qué de la
decisión. "Sólo Milei cree que los precios bajan", chicaneó un colega de
otra alimenticia. La movida es rara, porque las empresas están
seriamente preocupadas en el efecto que tiene la caída en las ventas
sobre los stocks: hay tanta mercadería sin vender que los vencimientos
apremian. Un empresario cervecero se quejó de que vende hasta 30 por
ciento menos que el año pasado. Bebidas es el rubro con el derrumbe más
grande y los vencimientos de los productos pasaron de estar en los 6
meses a sólo 2 meses. Como no hay rotación de mercadería, los precios de
bebidas y las promociones de casi 2 x 1 son ridículamente bajos. Así y
todo, no se vende. Contó Fernando Savore, vicepresidente de la
Federación de Almaceneros Bonaerenses, a Página I12, que "la gente viene
a comprar y se ve que el dia 15 ya es fin de mes". Agregó el empresario
que "en los últimos dos meses casi no hubo aumentos, pero la venta no
sube, se cae. El flujo del dinero de las familias se va en impuestos,
tarifas, en luz y gas. Y la suba del pasaje de colectivos va a ser
mortal". En paralelo, Savore relató, con pesar, que hay gente que compra
7000 pesos y los paga con tarjeta de crédito. Un ticket de no más de
dos o tres articulos.
En los grandes supermercados, ya son varios
los que creen que es momento de que la crisis del consumo se explique
más en términos psicológicos y de conducta humana que en base a las
cifras, que no están dando cuenta del proceso actual. En una charla que
tuvieron tres ceos del sector, coincidieron en que "las familias no
gastan nada porque el Gobierno no otorga certezas del costo de vida en
el corto plazo". Eso, argumentan, genera en la conciencia una posición
conservadora. Como no saben cuánto más van a pagar de tarifas, por caso,
no se arriesgan ni a comprar dos botellas de vino en vez de una. El
ejemplo más elocuente de ello es que, con los electrodomésticos en
esquemas de 12 cuotas sin interés, las ventas caen 50 por ciento, porque
la nominalidad es enemiga del congelamiento de ingresos.
El Conurbano avisa
Como
en todas las grandes crisis de la Argentina, lo primero que hay que
mirar, según varios politólogos que hablaron con Página I12, es el
termómetro del Conurbano Bonaerense, el corazón de la provincia de
Buenos Aires y el núcleo central de votos. En su mejor performance, la
que lo llevó a la Presidencia, Milei perdió por poco en esa zona. Hoy,
la postal es desesperante.
Días atrás, el ministro de Economía de
Axel Kicillof, Pablo López, mostró una serie de datos de consumo muy
fuertes. Consignó el funcionario que "el consumo en supermercados de la
PBA sigue en rojo. Las ventas acumuladas hasta mayo retrocedieron 9,8
por ciento anual". Precisó, además, que los volúmenes de ventas son
incluso menores que en pandemia y durante la era Mauricio Macri. Es el
mismo diagnóstico que manejan las empresas privadas. El malestar en la
región es creciente, y es allí donde la imagen del Presidente es la más
negativa del país.
Pero apareció un dato extra. Los jóvenes, uno de
los núcleos que impulsaron al libertario, están muy disconformes y ven
que sus padres no llegan a pagar gastos básicos y que la promesa de
dolarizar y dar trabajo a los más chicos, no aparece. La consultora
Circuitos, que conduce Pablo Romá, es una de las que mejor miden en el
Área Metropolitana (AMBA). Esta semana publicaron dos informes, uno
nacional en el que a Milei le va mal pero no tan mal; y otro del AMBA,
donde definitivamente tiene problemas.
Encuestaron al segmento que
va entre 16 y 24 años en Capital Federal y el GBA. Los datos muestran
que casi 9 de cada 10 consideran que la situación económica del país es
mala, regular o muy mala. En tanto que 7 de 10 tienen una imagen mala,
regular o muy mala del presidente Milei.
Por otra parte, ante la
pregunta de la consultora de a qué sector benefician las medidas
económicas de Milei, 5 de 10 aseguraron que los más beneficiados son los
grandes empresarios, y 6 de 10 que esas medidas perjudican a los
trabajadores. El dato más fuerte es que 4 de 10 de los jovenes que
contestaron esa encuesta, confesaron haber votado a Milei.
La guerra por un descuento en fideos
Dos
viernes atrás, la empresa de Marcos Galperín, Mercado Pago, se tiró
encima de la granada del derrumbe del consumo y ofreció en un
hipermercado nacional grande una promoción salvaje. Descuento del 25 por
ciento por ese medio de pago, sin tope y montado sobre las promociones
que ya hacen los super. No fue casual: días antes, MODO, el Mercado Pago
de los Bancos, había hecho lo propio. La postal de los supermercados,
ese día, fue apocalíptica: gente comprando lo que podía, colas eternas y
colapso de los medios de pago.
Un supermercadista de años en el
sector, mientras la gente se mataba por un paquete de fideos con
descuento, recordó ante sus pares una anécdota: "¿te acordas en 2014?,
se peleaban los bancos por financiar la compra de electrodomésticos,
autos, televisores, hoy Galperín se pelea con los bancos por hacer
descuentos para que se vendan paquetes de polenta y alguna gaseosa". En
esos descuentos, una parte la pone Galperín y otra, menor, los
supermercados.
Lo curioso del asunto es que estas grandes baratas,
antaño, se hacían para generar ventas incrementales, es decir, potenciar
un consumo que ya crecía en lo básico. Hoy, se hacen para vaciar los
galpones de mercadería que no se vende. De hecho, si bien los comercios
que hicieron la promo ganaron mercado ante su competencia, en los días
siguientes el consumo volvió a desplomarse y no compensó los niveles de
ventas que venían teniendo, de manera muy magra en las semanas previas.
Era lo que esperaban, por eso hicieron ofertas tan agresivas.