En el multitudinario plenario de la militancia realizado en Florencio Varela, el gobernador se perfiló como antagonista de Milei. Llamó a construir una alternativa popular al modelo de hambre. En el final de una semana en la que acumuló millas hacia el plan 2027, Axel Kicillof cerró ante una multitud el plenario militante «La Patria no se vende», organizado por intendentes, movimientos sociales y sindicatos que le vienen pidiendo que conduzca el peronismo. Allí, el gobernador volvió a posicionarse como el principal opositor a Javier Milei y llamó a construir «una alternativa popular al modelo de hambre» del gobierno libertario. Pidió marchar contra la Ley Bases «hasta que se derrumbe» y cargó una vez más contra el «Pacto de Mayo», al que contrapuso el «Pacto con el Pueblo» que se votó durante el plenario.
El acto reunió a 35 mil militantes nucleados en las multisectoriales
que comenzaron a armarse en cada distrito, con la venia del mandatario,
apenas asumió Milei, en diciembre de 2023. Sindicatos, organizaciones
sociales, intendentes, legisladores y dirigentes del Frente de Todos
coordinados por la «mesa política» de Kicillof, terminaron confluyendo
este sábado en el polideportivo Thevenet. No hubo presencia de La
Cámpora, ni siquiera de los ministros que forman parte del gabinete
provincial. Hubo mesas de debate a lo largo de la tarde y al final, la
elaboración de un documento con diez puntos denominado Pacto con el
Pueblo.
Kicillof habló en el cierre, tras la votación a mano alzada
de todos los presentes del documento con los diez puntos, entre los que
se encuentran un Estado presente, la continuidad de la educación y la
salud pública y gratuita, la defensa de la industria nacional y el
empleo, de fijar tarifas razonables y garantizar el derecho al futuro.
«Me pone feliz ver este encuentro en el que vinimos a discutir lo que
pasa pero también qué vamos a hacer para adelante», arrancó y fue
interrumpido por los cánticos «Se siente, se siente, Axel presidente».
En
este marco, el gobernador definió al plenario como un acto «de lucha»,
de rechazo «a la intolerancia y agresión» del presidente Milei y de
oposición «a la crueldad como práctica política». Repasó cada una de las
medidas que tomó el gobierno contra la gente, aseguró que la pobreza
subió 20 puntos en estos meses, y envió una advertencia a los
libertarios: «No pasarán por encima de los derechos de la provincia de
Buenos Aires».
Aseguró que el presidente mintió «alevosamente» en la
campaña y lo acusó de realizar «una formidable estafa electoral» ya que
el ajuste no lo está pagando la casta sino los argentinos. «El ajuste de
Milei lo está pagando el pueblo, la clase media, la industria nacional.
Lo están pagando los 17 millones de bonaerenses», describió y le pidió
que dé marcha atrás como hizo con las prepagas: «Hágalo también con los
consumos populares, cuídele el bolsillo a la gente».
Reiteró que no
firmará ningún pacto con el gobierno nacional y explicó por qué no lo
hará. «No es un pacto: pretenden que firmemos la plataforma de Milei y
no estamos de acuerdo. Nunca nos llamaron, nunca conversaron y ahora
quieren que vayamos a firmar», señaló y les sugirió con ironía que
trasladen la fecha de la firma, que se iba a hacer en mayo (pero se
pospuso), «al 4 de julio», en referencia a la fecha de la independencia
de Estados Unidos.
«El único pacto que tiene la provincia de Buenos
Aires es con su pueblo», disparó el gobernador y llamó a construir «una
alternativa popular» al modelo que propone La Libertad Avanza. «Que lo
entiendan bien: no es de dirigentes ni marketing, es un pacto real que
se demuestra trabajando, recorriendo, y sepan bien que tiene un elemento
que consiste en construir una alternativa del campo popular a esta
política de hambre, de persecución, de vaciamiento, de entrega», agregó.
Kicillof
también reivindicó la bandera del federalismo y le puso un marco a los
acuerdos que firmó días atrás con los gobernadores de Chubut, Ignacio
Torres, y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, enrolados en el PRO y la
UCR, respectivamente. Sostuvo que a las provincias les seguirá
ofreciendo «la solidaridad de la provincia de Buenos Aires» porque,
subrayó, «no vamos a aceptar la disolución nacional ni el sálvese quién
pueda».
En otro tramo de su discurso, el gobernador le pidió al líder
libertario que «respete la legitimidad» de su gobierno, de otros
gobernadores y de los intendentes que también fueron electos en las
urnas. Y le reclamó que le transfiera a la gestión provincial las obras
públicas si no quiere continuarlas. «En la provincia, con esfuerzo,
sacrificio e inteligencia la obra pública se sigue», apuntó.
Casi en
el final, anunció que el plenario definió oponerse y marchar «hasta que
se derrumbe» la Ley Bases, que está siendo debatida en el Senado de la
Nación y remarcó que no tiene «ni un artículo a favor» del pueblo
argentino.
En medio de la tensión interna por el liderazgo en el
peronismo, el mandatario citó varias veces a la ex presidenta Cristina
Kirchner, como cuando aseguró que el déficit fiscal cero pregonado por
Milei es «trucho» –como lo calificó ella en su reaparición en Quilmes- y
también cuando recordó que la legitimidad de un gobernante no sólo la
dan los votos sino las medidas que se toman en la gestión. También
mencionó a Néstor Kirchner, a Juan Perón y a Evita.
Aunque no hubo
referencias a la interna kirchnerista, las presencias y ausencias en el
escenario hablaron por sí solas. Kicillof ubicó a su lado al ministro de
Gobierno, Carlos Bianco, y el de Desarrollo de la Comunidad, Andrés
Larroque, enfrentado abiertamente con la agrupación que lidera Máximo
Kirchner. Ambos vienen fogoneando y encabezando la construcción de un
armado político propio del gobernador.
También estuvieron arriba del
escenario los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco
(Ensenada), los más críticos de la forma de conducción de La Cámpora,
además de Julio Alak (La Plata), Fabián Cagliardi (Berisso), Fernando
Espinoza (La Matanza) y el anfitrión Andrés Watson. Dijo presente,
además, la vicegobernadora Verónica Magario y la intendenta Mariel
Fernández (Moreno), del Movimiento Evita. El sindicalismo también tuvo
un lugar en primera fila en el escenario con el camionero Pablo Moyano a
la cabeza y toda la dirigencia provincial de CGT y CTA.