El proyecto insignia de Milei sigue acumulando objeciones a medida que avanza el debate en el plenario de comisiones de la Cámara alta. El Gobierno aceptaría introducir los cambios en el RIGI y Ganancias que reclama la oposición amigable, pero la interna de la Rosada con Villarruel empantanó las negociaciones. El pliego de requisitos de la UCR para acompañar y las críticas de los expositores. Por María Cafferata. Con una Victoria Villarruel corrida de las negociaciones, el oficialismo no hace pie para aprobar su Ley Bases en el Senado.
Lo blanqueó el mismo Javier Milei cuando deslizó que el Pacto de Mayo
podría patearse para "junio o julio", atento a que todavía falta un buen
trecho para poder llegar al recinto. Las negociaciones están, aún, en
estado embrionario. Los senadores opositores acumulan demandas y pedidos
de modificaciones que Casa Rosada recién acaba de comenzar a receptar.
No hay hoja de ruta: en La Libertad Avanza reconocen que aceptarán
modificaciones en el RIGI y el impuesto a las Ganancias, pero no hay un
interlocutor oficialista que centralice todos los reclamos. El escenario
está verde y, por más que Casa Rosada pretende instalar lo contrario,
lo más probable es que el jueves tampoco haya dictamen.
El problema
que tiene el gobierno nacional es que lo que esperaba que fuera un
trámite exprés se convirtió, por el contrario, en un parto. La metáfora
no es casual: en Diputados usaban la misma expresión para referirse al
proceso de reescritura de la Ley Bases y el paquete fiscal. Y, ahora,
los senadores —que sacan pecho y repiten que ellos no van a votar nada
"a libro cerrado"— viven la misma experiencia de desencuentros y tiras y
aflojes con interlocutores diversos con el objetivo de lograr
introducir alguna modificación a dos proyectos faraónicos. Con una
diferencia: en Diputados, Martín Menem trabajaba en equipo con Casa
Rosada en la búsqueda de acuerdos, mientras que en el Senado, Victoria
Villarruel ha sido desplazada.
La Vicepresidenta fue corrida (a la
fuerza) de las negociaciones y, en su lugar, se mueven el presidente
provisional, Bartolomé Abdala, y el jefe de bloque oficialista, Ezequiel
Atauche. Dos senadores que intercalen diferentes interlocutores
—Guillermo Francos, por un lado, y José Rolandi, por el otro— y se
encrespan ante los cronogramas caprichosos de Casa Rosada. Ambos saben
que no hay espacio para dictaminar el jueves y, por lo tanto, la
posibilidad de sesionar antes del 25 de mayo se hace cada vez más
remota. Ni hablar de que después falta la sesión en Diputados que
definirá si acepta (o no) las modificaciones: para eso falta una vida.
En
principio, los alfiles de LLA, junto a Rolandi, vienen receptando los
primeros pedidos de modificación de los senadores opositores no
peronistas. Necesitan de la firma de Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco
(UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider
(entrerriano ex Frente de Todos) y José Carambia (Santa Cruz) para
dictaminar y todavía no las tienen. Los senadores exigen, primero, que
les concedan algunas modificaciones.
El pliego de requisitos de la UCR
El
radicalismo mantuvo una reunión el martes a la mañana para poner en
común un pliego de demandas. No todos acompañarán todas las
modificaciones y hay algunos más concesivos que otros —el jefe de
bloque, Eduardo Vischi, quiere acompañar todo, mientras que Lousteau o
Blanco muestran los dientes—, pero el objetivo es mostrar un frente un
poco más unido que en Diputados. A la cabeza de los reclamos está el
Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones: Lousteau reclama
eliminar el artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que
restrinja lo sostenido por el RIGI, así como medidas para proteger a la
industria local frente a la apertura de importaciones (que el régimen
incluye). También se reclama modificar el capítulo de blanqueo de
capitales, de modo de incluir a los hermanos de funcionarios en listado
de figuras que no pueden acogerse a los beneficios.
El listado es
amplio y, al cierre de esta edición, todavía se está escribiendo. Hay
algunos, como Blanco, que reclaman también modificar el capítulo de
delegación de facultades o el artículo 111 que propone reducir hasta un 2
por ciento el gasto tributario (Blanco es fueguino y el régimen
especial de Tierra del Fuego está en la mira). Propone, a su vez,
introducir modificaciones en el capítulo de privatizaciones: quiere
sacar Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino del listado y viene
trabajando para conseguir dos tercios que le permitan blindar la
modificación en Diputados.
Son varios los senadores patagónicos
—como los rionegrinos o santacruceños— que no quieren saber nada con la
privatización de la línea de bandera o el correo y, al igual que con la
modificación de Ganancias, especulan con poder hacerse de una mayoría lo
suficientemente amplia que, si LLA quiere ratificar la versión original
del proyecto en Diputados, no pueda alcanzarlos con el número. Ya que
si un artículo se modifica con dos tercios en el Senado, la Cámara de
Diputados necesitará dos tercios si quiere ratificar su propuesta
original (un número imposible de conseguir).
Tanto esta estrategia,
como la reforma de Ganancias, necesita del acompañamiento de Unión por
la Patria. Es decir que la oposición "dialoguista" necesita de los 33
votos del peronismo si quiere imponer modificaciones resistidas por el
gobierno nacional (como el caso de privatizaciones). UxP, mientras
tanto, aún no definió qué postura adoptará. El plan es votar en contra
de la ley en general y, después, evitar la mayor cantidad de agentes
libres en la votación en particular (en RIGI, por ejemplo, ya reconocen
que el catamarqueño Alejandro Andrada y la tucumana Sandra Mendoza
votarán a favor). La lucha por las modificaciones resistidas por Milei,
en cambio, aún no está resuelta. Pero más de uno se entusiasma con
contribuir a armar una mayoría opositora de dos tercios que le genere
fuertes dolores de cabeza al gobierno.
Las críticas de los expositores
Invitados
por UxP, el radicalismo y las fuerzas provinciales, la segunda jornada
de expositores del plenario de comisiones del Senado tuvo a científicos,
abogados, directores de cine e industriales metalúrgicos desguazando la
Ley Bases. Hasta exmenemistas como Jorge Yoma —que en los 90' acompañó
las privatizaciones y que, luego, durante el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner, acompañó las estatizaciones— tomaron la palabra
para cuestionar la Ley Bases por su capítulo privatizador: "Yo privaticé
Aerolíneas. Fue una pésima privatización. Iberia vació la empresa y se
la vendió a Marsans y sus directivos terminaron todos presos", admitió y
pidió "aprender de los errores".
El constitucionalistas Gil
Domínguez, mientras tanto, cuestionó la delegación de facultades y el
RIGI: "El norte es una delegación legislativa para cambiar todo el orden
socioeconómico a través de una reforma constitucional encubierta",
denunció y apuntó con dureza contra el artículo 162 (el mismo que la
oposición busca suspender).
La reforma del Estado, que habilita a
Milei a eliminar o reorganizar organismos públicos, fue uno de los
puntos más criticados por los especialistas. Desde el geólogo y director
del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), Guillermo
Baudino, hasta el físico del Balseiro y autoridad del CONICET, Alberto
Baruj: los científicos insistieron en la importancia de no destruir el
sistema científico argentino, de defender los organismos que fomentaban
el desarrollo nacional. "Cada una de las cosa que tenemos costó
muchísimo. Cada una de las personas que están en el sistema científico
son sobrevivientes en Argentina", advirtió Baruj y finalizó: "La
modificación de todo este sistema tan complejo de manera brusca, sin
mayor debate y análisis pone en riesgo toda la enorme inversión que hizo
el país en construirlo y en permitir que actúe en post del desarrollo
de nuestras capacidades".