Gasoducto de Vaca Muerta: una obra con alto impacto económico y social. Su puesta en marcha significará menores importaciones de energía, una reducción de subsidios, mayores regalías para Neuquén y menores costos de producción de electricidad. Por ahora no habrá impacto en la factura de gas o luz de los hogares. Su capacidad de transporte de gas se duplicará a fin de año. Por: Randy Stagnaro .Hoy, a las 15, se realizará el acto que dejará oficialmente inaugurado el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK). Se abrirá la última válvula del caño, con lo que el gas proveniente de Vaca Muerta, en Neuquén, ingresará en la red de gasoductos que ya abastece al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
El punto de encuentro es Salliqueló, la localidad del oeste bonaerense
donde se juntan los caños y donde se reunirán el presidente Alberto
Fernández, la vice, Cristina Fernández, y el ministro de Economía,
Sergio Massa, en un encuentro de alto contenido político en el inicio de
la campaña electoral
La que se inaugura hoy es la primera etapa del
GPNK, de 573 kilómetros de extensión y cuyos trabajos están valuados en
U$S 2554 millones. Una segunda etapa llevará los caños desde Salliqueló
hasta San Jerónimo, pueblo a 470 kilómetros de distancia y ubicado a
medio camino entre las ciudades de Rosario y Santa Fe.
Beneficios
Para
llegar a este punto, las decisiones para avanzar en la construcción del
gasoducto debieron superar las presiones internas y externas que lo
paralizaron por años.
Quizá motivado por esa espera tan prolongada,
se le han adjudicado al gasoducto toda una serie de beneficios que,
sumados, superan por mucho su potencial, que no es poco pero que no
puede satisfacer todas las necesidades nacionales.
La capacidad de
transporte del GPNK en esta etapa 1 tiene dos momentos. En el primero,
desde hoy hasta fin de año, más o menos, el caño llevará 11 millones de
metros cúbicos diarios de gas (MMm3/d). En el segundo momento, serán 22
MMm3/d, prácticamente el doble. La diferencia la hará la puesta en
marcha de dos plantas compresoras, ubicadas en cada punta del gasoducto:
Tratayén, en Neuquén, y Salliqueló.
Este gas ya tiene un destino
prefijado: reemplazará la importación de combustibles líquidos que se
emplean para la generación de electricidad y, eventualmente, el gas
natural licuado (GNL) que llega por barco.
La sustitución tiene un
sentido económico concreto: el costo del gas de Vaca Muerta ronda los 5
dólares el millón de BTU (MBTU, una unidad internacional de
comercialización) mientras que el del gasoil y el fueoil importados
ronda los 25 dólares. El valor del GNL gira en torno de los 17 dólares.
Así las cosas, se producirá una reducción sustancial del costo fiscal
vinculado con la generación de electricidad y que se carga en las
cuentas de Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico
mayorista. Ese gasto surge de la diferencia entre los costos de
producción y los precios de venta de la electricidad, distancia que se
salda con subsidios que son absorbidos por el presupuesto nacional.
Según cálculos de la Secretaría de Energía, el ahorro por menores
subsidios eléctricos alcanzará los U$S 60 millones este año y los U$S
200 millones en 2024.
El menor costo de producción debería
trasladarse también a las tarifas eléctricas. Pero lo cierto es que,
hasta ahora, no hay precisiones al respecto.
El segundo segmento que
se va a beneficiar con los costos más bajos será la industria,
especialmente la alimenticia, la metalúrgica y la siderúrgica, que
emplean cantidades enormes de gas en sus procesos productivos. La
industria no recibe subsidios por su consumo de gas y el precio que paga
combina los valores del gas local y del importado (GNL y el de Bolivia,
un poco más barato que el que llega por barco). Ahora, la mixtura
tendrá un valor menor. En cambio, estos costos más bajos no llegarán a
los hogares, ni a los que usan gas por redes. Esto porque el uso
residencial no aparece en la planificación que se ha elaborado. En ello
pesa el hecho de que los contratos vigentes con los productores de gas
–insertos en el Plan Gas.Ar– prevén contratos hasta 2028, ya firmados,
que a cambio garantizan a las petroleras un precio muy favorable.
El
reemplazo del gas importado por el local derivará en un ahorro de
divisas por U$S 2000 millones este año y U$S 4000 millones en 2024, algo
esencial para el actual gobierno y el que llegue después de diciembre
próximo.
La mayor producción de gas de Vaca Muerta, que se inyectará
en el nuevo gasoducto significará un incremento del 5% de los ingresos
de la provincia de Neuquén por regalías hidrocarburíferas, algo así como
$ 13.500 millones. La cifra se duplicará en 2024 al alcanzar el 10%.
Se
le ha adjudicado al gasoducto el impulso de las exportaciones de gas
tanto a Chile, como a Bolivia y Brasil y hasta la transformación del
fluido en GNL para exportar a Asia. En rigor, la Argentina está lejos de
esas posibilidades. En realidad, con la etapa 1 de la obra en su máximo
potencial, es decir, con 22 millones de metros cúbicos diarios
transportados, el país deberá seguir importando gas porque sus
necesidades no estarán cubiertas en invierno. Con la etapa dos concluida
(el gasoducto transportará 39 millones de metros cúbicos diarios),
habrá un pico de demanda en los días más fríos del invierno en los que
el gas local no alcanzará para cubrirla. Pero sí existirá un sobrante
del fluido durante la mayor parte del año, que podrá emplearse en la
exportación.
El uso del gas local será positivo para el medio
ambiente, especialmente para el reemplazo del gasoil y el fueloil, que
son muy contaminantes. En ese sentido, la huella local de carbono se
reducirá, lo que redundará en una mejora de la posición internacional
como acreedor ambiental.Contratos
A pesar de las definiciones del
presidente Alberto Fernández en contra de la dolarización de las tarifas
de los servicios públicos, los contratos que está firmando Enarsa por
el gasoducto están en dólares. Esto se observa con claridad en el que
ató a la empresa estatal con Cammesa para el abastecimiento de las
usinas eléctricas y que se plasmó en la Resolución 532 de la Secretaría
de Energía, que autoriza «el texto definitivo del contrato». Éste
implica 35 años con valores fijos a un precio del metro cúbico de gas
por encima del que se paga actualmente. El contrato estipula U$S 1,023
el metro cúbico, lo que significa alrededor de U$S 28 el MBTU, un precio
sostén muy por encima del valor internacional.
El apuro en la
construcción del gasoducto derivó en otras consideraciones graves. Por
caso, que los trabajadores de SEAT, la planta de Techint que se encargó
de fabricar los tubos del gasoducto, debieron adaptarse a un régimen
especial por fuera del convenio de la UOM y que incluyó jornadas de
trabajo extensas y reducción de francos, entre otros cambios. Los
trabajadores de SEAT debieron ir al paro por los despidos que decidió
Techint sobre el final de la producción de los caños, además de la falta
de pago de un bono y la precarización de 300 operarios que estaban
fuera de convenio.
Finalmente, el operador del gasoducto será la
empresa TGS (Transportadora de Gas del Sur), propiedad del Grupo
Mindlin, que ya gestiona otros gasoductos ubicados en el sur nacional.
Cuando se conoció esta contratación, desde Enarsa aseguraron que nunca
estuvo en sus planes operar el gasoducto. Sin embargo, abundan los
técnicos con conocimientos del tema, según pudo saber este medio. Se
trata de voluntad política para gestionar, que en este caso no existió.