La hipótesis del pie británico detrás del radar de Tierra del Fuego. La compañía norteamericana rastrea basura espacial en la órbita de circulación de satélites militares y civiles. Llegó en 2021 para instalar su séptimo radar en Tolhuin pero esta semana se supo que está asociada a capitales británicos. Defensa suspendió la instalación. Soberanía tecnológica, geopolítica y la historia. Por Alejandra Dandan. La compañía de radares LeoLabs Argentina SRL no sólo es un proyecto. Es real. Está asentada en una estancia privada a la vera de la helada ruta nacional 3 en la localidad fueguina Tolhuin, tercera ciudad de la provincia.
Con permiso de obra civil y medio ambiental, construyó una estructura e
instaló equipos que trajo de afuera, no compró en un almacén. La planta
ya está finalizada al 50 por ciento. Además, hasta su reciente
suspensión, estaba activa y en fase de prueba, según fuentes directas y
contra la información del gobierno. A mediados de junio, Jorge Taiana
metió la nariz en el asunto del radar y el 22 Agustín Rossi frenó los
permisos de manera temporal. Ahora todo quedó paralizado, tal como
cotejó una inspección del gobierno que voló el jueves pasado a Tolhuin
en medio del revuelo del cierre, pero a tres años del desembarco de la
compañía y a varios meses de un permiso “precario” que partió de una
subsecretaría de la Jefatura de Gabinete en noviembre de 2022, era Juan
Manzur. La conocida cercanía del tucumano con la Embajada no lo ayuda:
mientras cada quien se lava las manos, el exministro caído en desgracia
podría ser uno de los que empujó el acuerdo, según un dignatario de Casa
Rosada.
Si tal como sostienen los documentos de la Inspección
General de Justicia de Tierra del Fuego difundidos esta semana en medios
locales, LeoLabs es una compañía integrada por capitales británicos, y
no sólo norteamericanos, para el país se convierte en un problema
geopolítico netamente de defensa. En esa línea lo dejó planteado el
gobernador Gustavo Melella en las últimas horas y desde esa lógica se
explica el parate temporal del gobierno, que abrió un paraguas para
ganar tiempo y abrirle el juego a Cancillería y a Defensa. La hipótesis
británica no es el único problema que analiza el gobierno. También
estudia la dimensión de seguridad militar y científica. La instalación
de un radar dedicado al estudio de desechos satelitales o basura
espacial como en este caso, puede tener impacto ante un hipotético
escenario de conflicto bélico o transformarse en objetivo de valor
estratégico de ataque o defensa. Desde el punto de vista científico, no
está clara la retribución que recibe el país por su instalación pero
tampoco existe compromiso alguno escrito de transferencia tecnológica.
“La
nueva resolución de Jefatura que suspende la autorización precaria,
habilita y le da intervención al ministerio de Defensa y a la
Cancillería”, explicaron en el gobierno. “Luego de estudiar y analizar
los fundamentos del proyecto, se elevará una posición. Es un tema y un
proyecto en el que Cancillería hasta la resolución de Rossi, no había
participado. Pero aún así hay un tema, simbólico y no menor: las webs de
la empresa norteamericana (a la que se la vincula con otras sociedades
británicas) no tienen a las Malvinas en su mapa oficial que señala la
localización de sus radares”.
Una web sin las Malvinas
Tardaron
ocho meses en conseguir la firma de Jefatura de Gabinete, más de lo que
esperaban, supo este diario, lo que da cuenta de cierta tensión. El 15
de noviembre de 2022, finalmente, obtuvo la disposición 8/22 de la
Subsecretaria de Telecomunicaciones y Conectividad de Jefatura de
Gabinete era Manzur. Otorgó “con carácter precario a la empresa LeoLabs
Argentina SRL instalar y poner en funcionamiento una Estación Terrena en
Banda S con el fin de rastrear y monitorear objetos en ambiente LEO
(Low Earth Orbit)”. Previó que finalizada la etapa de ensayo y
calibración de equipos, debía “gestionar los registros correspondientes
de homologación por parte del Ente Nacional de Comunicaciones” (Enacom) y
ordenó asumir “obras e instalaciones” de la estación radioeléctrica.
Según
el área, se firmó una “disposición” y no una “resolución”, por lo tanto
bastaba la firma de un subsecretario, no requería de secretario ni otra
autoridad. Por el tipo de trámite, tampoco debía ser publicado en el
Boletín Oficial. Acaso por eso durante un buen tiempo pocos supieron del
radar.
Pasó 2022 y en marzo de 2023, LeoLabs celebró: anunció
oficialmente el proyecto en Tierra del Fuego en un evento de la embajada
argentina en Washington destinado a la industria espacial. Habló Jorge
Argüello, habló Dan Ceperley y hubo un tuit festivo del embajador Marc
Stanley. El tuit no sólo amplificó la novedad, era un modo de respaldar a
la empresa. LeoLabs conseguía así su séptimo radar en el mundo, el
tercero en continente sur y el primero en Sudamérica. Además, se
disponía a ponerlo en marcha este año.
“Es un privilegio construir
este sitio de radar en Argentina y contribuir a la historia espacial de
este país”, dijo Dan Ceperley. “Como nuestro tercer sitio de radar en el
hemisferio sur y el primero en el sur América, el sitio de Argentina es
fundamental para cerrar la brecha global de SSA en la cobertura y
mejorar el escrutinio de acontecimientos que suceden en esta parte del
mundo”.