El canciller finlandés, Pekka Haavisto, firmó este martes el tratado de
adhesión con la alianza militar en una ceremonia realizada en la oficina
de la misión finlandesa ante la OTAN en Bruselas que fue transmitida en
directo por la TV, informó la agencia rusa de noticias Sputnik.
«Hace
no mucho tiempo, era impensable que Finlandia fuera miembro (de la
OTAN), y ahora es un miembro pleno y eso es algo histórico», dijo el
secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en Bruselas.
Con la adhesión de Helsinki, «estamos removiendo el espacio para errores
de cálculo en Rusia sobre la disposición de la OTAN en proteger a
Finlandia y esto torna a Finlandia más segura», agregó. El ingreso del
país nórdico a la OTAN suma 1.300 kilómetros de frontera directa con
Rusia.
Finlandia aportará a la alianza un contingente de 280.000 soldados y uno de los mayores arsenales de artillería en Europa.
La respuesta de Rusia sobre la nueva incorporación
El
Kremlin advirtió que se trata de un «nuevo agravamiento de la
situación» y que la decisión constituye «un ataque a nuestra seguridad y
a nuestros intereses nacionales» que los obligará a «tomar
contramedidas». Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la adhesión de
Finlandia constituye un fuerte revés estratégico, ya que detener la
expansión de la OTAN y debilitar la cooperación occidental era uno de
los objetivos declarados de la invasión a Ucrania. El resultado ha sido
exactamente lo contrario.
Luego de la destrucción de la Unión
Soviética en 1991, la alianza atlántica se comprometió -según afirma el
Kremlin- a no expandirse «ni una pulgada hacia el este».
Esa promesa
incumplida es puesta de manifiesto permanentemente por Putin, entre las
motivaciones de la invasión a Ucrania, pero los gobiernos de occidente
aseguran que quien primero rompió los acuerdos fue Moscú, con sus
políticas injerencistas en Georgia, Chechenia y Crimea.
Finlandia se
convertirá en el séptimo país báltico en ingresar en la OTAN, aislando
aún más el acceso costero de Rusia a San Petersburgo y a su pequeño
enclave de Kaliningrado. Suecia, resistido por Turquía y en lista de
espera para sumarse. El año pasado, tras la invasión rusa a Ucrania, los
países de la OTAN invitaron formalmente a Finlandia y Suecia a adherir
en forma plena a la alianza.
Suecia aún tendrá que seguir negociando, ya que su candidatura de adhesión sigue vetada por Turquía y Hungría.
La
adhesión formal de Finlandia a la OTAN significa que el país queda
automáticamente protegido por el Artículo 5 de la alianza, según el
cual, un ataque a uno de los países miembros es considerado también como
un ataque contra todos ellos.
Si bien durante décadas y a pesar de
su historia de tensiones con Rusia Finlandia optó por ser apenas un
asociado de la OTAN, la ofensiva de Rusia en Ucrania convenció al país a
abandonar su política de no alineamiento automático y buscar la
protección de la alianza.
Suecia, en cambio, tendrá que esperar antes de que su bandera sea izada en la sede de la OTAN.
Turquía
se resiste a dar luz verde a la adhesión de Suecia porque ese país
concede refugio a dirigentes kurdos y a sospechosos de haber participado
en el fallido golpe de estado de 2016. En enero el gobierno turco
reaccionó con furia a la decisión de Suecia de permitir que
manifestantes extremistas de derecha realizaran una protesta frente a la
embajada de Turquía en Estocolmo, donde incluso quemaron un ejemplar
del Corán.
Los países de la OTAN mantendrán una cumbre en julio en
Vilna, capital de Lituania, y los diplomáticos de la alianza esperan que
esa reunión pueda marcar el ingreso de Suecia al grupo.