, que esta semana selló un acuerdo con un sector de peronismo y coquetea
con el radicalismo con vistas a las elecciones provinciales del próximo
16 de abril.
El expresidente interrumpió su descanso en el country
Cumelén de Villa La Angostura y recorrió 83 kilómetros para participar
de un foro de legisladores del PRO en un coqueto hotel de Bariloche. Ya
sin el lastre de Miguel Ángel Pichetto, el carismático rionegrino que lo
secundó en su derrota de 2019, el empresario evitó dar precisiones
sobre candidaturas aunque lanzó que “el próximo presidente va a ser del
PRO” y se esmeró en disfrazar de virtud la superpoblación de procaces y
radicales ambiciosos de cargos al afirmar que Juntos por el Cambio
“tiene tantos buenos dirigentes que vamos a tener que organizar una
competencia (para dirimir candidaturas), demostrándole a los argentinos
que compitiendo se puede ganar”. “Yo estoy, no me fui nunca”, se incluyó
en la lista, y aclaró que ocupará “el lugar que piense que mejor voy a
aportar”.
El mismo Macri que en 2015 afirmó que “la inflación
demuestra tu incapacidad para gobernar” y que al frente del Ejecutivo
volvió a superar los 50 puntos anuales luego de un cuarto de siglo
repitió ayer sus latiguillos de campaña para cuestionar al gobierno.
“Pocos le creen a estos mentirosos que dicen que la inflación es
producto de los supermercados que aumentan los precios”, dijo suelto de
cuerpo. “¿Por qué hay que tener gobernantes que gasten más de lo que vos
pagás de impuestos? Hay que bajar impuestos, los gastos de política, el
despilfarro y acomodos, y en un par de años se acaba la inflación”,
lanzó. Consultado sobre los conflictos territoriales en Villa Mascardi,
descartó cualquier instancia de diálogo en caso de volver a gobernar y
reivindicó su política de criminalización de comunidades originarias.
“Hay que aplicar la ley, no pueden hacerse mesas si lo que vamos a hacer
es legalizar a los delincuentes” (sic), dijo sobre las mesas de diálogo
entre gobierno, referentes mapuches y organizaciones sociales. “Tenemos
que hacer como hicimos con (Patricia) Bullrich: poner un límite a estos
seudo mapuches que no lo son (sic), que atacan a la gente, que impiden
las inversiones en la región”, dijo en referencia a la política
represiva que le costó la vida a Rafael Nahuel y a Santiago Maldonado
durante su mandato. Consideró que hay “pasividad” por parte del gobierno
de Arabella Carreras y que ello se suma “a la inacción del gobierno
nacional”. Sugirió que es necesario dejar de ser “políticamente
correctos” para “hacer lo que es correcto”, que sería “poner el Estado
al servicio de la gente, por ejemplo desarrollar Bariloche, que no tiene
caminos ni rutas para comunicarse entre distintos lugares”.
Ante la
consulta sobre la alianza de Juntos Somos Río Negro con el PJ provincial
que sellaron esta semana los senadores Weretilneck (JSRN) y Martín
Doñate, que lanzaron “Nos une Río Negro”, Macri expresó su fastidio con
el ex gobernador y también con los radicales que coquetean con ese
espacio. “Aposté por ayudarle (a Weretilneck) a poner a Río Negro en el
mundo (sic), a realmente construir un Estado al servicio de la gente y
hoy ha demostrado que es parte del problema y no de la solución”, dijo
con modestia. “Río Negro no tiene futuro con Weretilneck. Se ha
transformado en un kirchnerista más” y “es una de mis grandes
desilusiones”, añadió. Cuestionó que “pone en discusión la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, con lo cual nos condena a menos inversiones,
menos progreso”. Y enfatizó: “Se alía con el kirchnerismo como para
defender ese tipo de valores. No hay futuro con él. Hoy tenemos todos
que apostar a un cambio profundo que, claramente, es Aníbal
Tortoriello”, lanzó, en referencia al diputado y empresario que fue
intendente de Cipolletti, quien ayer posó junto al magnate.