El acto por los 39 años de la victoria electoral de Raúl Alfonsín estaba
convocado con anticipación, pero el evento de la liturgia radical
alcanzó para marcar una posición que busca consolidarse en la
centroderecha y tiene dos destinos posibles en 2023: competir en
primarias para definir los liderazgos de JxC, sin romper, o profundizar
el distanciamiento con el PRO, debido a la orientación hacia la
ultraderecha del discurso de su fundador.
Tal como anticipó este
diario en su última edición dominical, las coincidencias entre Macri, la
exministra de Seguridad Patricia Bullrich y el diputado de ultraderecha
Javier Milei, asoman dentro del escenario opositor como una amenaza
para la UCR y también para la Coalición Cívica. Esa lectura se
incrementó cuando Macri habló este lunes y confirmó lo que viene
diciendo desde el año pasado. En cada una de las arengas que enunció
desde el predio que la Sociedad Rural ocupa en Palermo, el expresidente
demostró que si vuelve al poder hará todas las reformas que no hizo en
su primer mandato, pero a toda velocidad y sin gradualismos. La idea de
un shock en 2023 es uno de los principales distintivos de los planteos
públicos de Macri y se desprende de su segundo libro. El magnate sigue
sembrando dudas sobre su candidatura el año que viene, pero se comporta
más como candidato. Tanto en el PRO como en el radicalismo apuntan al
“apuro” de Macri como un acelerador de los demás movimientos. El radical
que tomó el guante que dejó Macri fue el senador nacional Martín
Lousteau. Este viernes, el exministro de Economía de CFK mandó a su
equipo a plantear que no descartaba una candidatura presidencial ante la
creciente derechización del PRO.