En esa encerrona, uno de los temas que se recortó como novedad fue el de las pasantías obligatorias para el último año de la escuela secundaria en escuelas públicas, o “Actividades de Aproximación al mundo del trabajo” (ACAP), tal como han sido presentadas. ¿Por qué provocaron el rechazo unánime de docentes, estudiantes y familias? ¿No es necesaria hoy una aproximación al mundo del trabajo planteada desde la escuela? ¿No hay experiencias exitosas en algunos secundarios y provincias? ¿Cómo debería plantearse una pasantía? Especialistas, docentes y directivos consultados por Página/12 coinciden en que la idea de pasantía no es mala per se; lo que provoca el contundente rechazo es el modo en que ha sido pensado e implementado en la Ciudad de Buenos Aires. "Fueron pensadas para que les sirvan más a las empresas a las que van los chicos a trabajar, que a las escuelas", analizan, al desgranar su forma de implementación. Denuncian que fueron hechas con marchas y contramarchas sobre la hora, sin planificación previa (algo fundamental en todo proceso educativo); sin acompañamiento docente en los lugares de trabajo, sin modo de ponerlas en relación con la currícula. Y, sobre todo, con un vínculo más estrecho y aceitado con las empresas receptoras, que con las escuelas que "proveen" a esos trabajadores no remunerados.