El bloque de Juntos por el Cambio, preso de sus propias internas,
escuchó, guardó silencio y descargó su batería de lugares comunes en una
conferencia de prensa que se realizó después que el titular de Economía
abandonara el Palacio Legislativo.
Ante la atenta mirada de los
legisladores, que en ningún momento abandonaron sus bancas, y de los
principales referentes de la industria y el sindicalismo que seguían el
debate desdes las galerías Guzmán aseguró que todas "las medidas están
pensadas y forman parte de un plan". Cómo era lógico el ministro no dio
detalles precisos de la negociación pero si marcó limites claros
respecto de lo que está dispuesta a ceder la Argentina. Luego de
detallar tres escenarios posibles y dejar en claro que en el mejor de
los casos el equilibrio fiscal se alcanzará en 2022 y que recién una año
más tarde Argentina podría mostrar superavit remarcó: "Para poner fin
al endeudamiento recurrente tenemos que poner objetivos que podamos
cumplir. Está claro que con estos números va a haber frustración por
parte de los bonistas pero nos tenemos que sentar en la mesa con la
realidad".
En ese marco y en referencia a las distintas
especulaciones que se hacen sobre cuál será el tono que el equipo
económico elegirá para llevar a cabo la parte final de la negociación,
tanto con el FMI como con los tenedores privados, el funcionario
sentenció: "No será ni amigable ni agresiva, será sostenible".