En tanto, el desafío del Arsat-2 -a solo un mes de su despegue- quedó
superado cuando llegó a órbita geoestacionaria el 13 de octubre último,
lo que implicó que durante tres días también tuviera que afrontar una
prueba de máximo nivel para los subsistemas térmicos y de potencia de
los satélites geoestacionarios argentinos.
Según precisó el
comunicado, "al no recibir luz solar directa, el funcionamiento de
Arsat-1 y Arsat-2 queda garantizado por la energía almacenada en sus
respectivas baterías, mientras ambos satélites resisten perfectamente
las transiciones térmicas extremas y veloces que implican su ingreso y
salida del cono de sombra".
Arsat, que mantiene los derechos
exclusivos para operar y comercializar la posición orbital
geoestacionaria 81W, señaló que "superar con éxito la primera temporada
es considerado un importante indicativo del éxito de la misión".