Ese riesgo se puede ver acrecentado por la falta de ventilación en
lugares cerrados o por la falta de limpieza de los filtros de estos
aparatos "que acumulan partículas alergénicas como polen, polvo
doméstico y ácaros", explicaron los especialistas consultados.
"La
falta de ventilación se ve especialmente en casas con aire
acondicionado central y en las oficinas en las que las ventanas no se
abren, lo mismo que en los ómnibus de pasajeros de larga distancia. Si
allí dentro hay personas con infección respiratoria, la posibilidad de
contagio aumenta porque es el mismo aire que va recirculando", se
explayó Balanzat.
"Si a esto se agrega gente fumando u otras
formas de contaminación química del ambiente, como es el humo del
cigarrillo, la situación es aún peor", agregó.
Por eso es
importante apagar cada cierto tiempo el aire acondicionado "o cambiar a
la funciones de ventilación, para poder abrir las ventanas y que ingrese
aire nuevo y húmedo", aseguró por su parte el coordinador de la Sección
de Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina
Respiratoria, Sebastián Wustten.
"Los equipos de aire
condicionado enfrían el aire, le quitan humedad y tienden a acumular
polvo en los filtros; todo lo contrario a la función de las vías
respiratorias, porque la nariz actúa calentando, humidificando y
filtrando el aire que luego se conduce por las vías respiratorias
llegando lo más puro y limpio posible a nuestros alveolos", comparó
Wustten en diálogo con Télam.
El aire así tratado por estos
equipos, "lo que le lleva al organismo es tiempo de adaptación y lo que a
veces no llega a hacer una persona es la adaptación rápida, cuando
entran o salen de ambientes cálidos a fríos", agregó.
En cuanto a
los efectos del mal uso del aire acondicionado, el especialista explicó
que en personas con problemas preexistentes, como rinitis o
enfermedades obstructivas de las vías aéreas (asma o enfermedad pulmonar
crómica), "el aire frío tiende a empeorar" sus cuadros y "entonces una
persona asmática puede precipitar síntomas y broncoespasmos".
"En
las personas sanas, el aire frío tiende a ser irritante de la vías
respiratorias; el organismo se defiende y aparecen estos síntomas de
enfermedades como resfríos, faringingitis o laringitis", dijo.
Están más expuestos también "las personas que tienen menos defensas como chicos muy chiquitos y gente mayor", acotó Balanzat.
Para
un buen uso del aire acondicionado, desde la Asociación Argentina de
Medicina Respiratoria recomiendan: acondicionar los ambientes con
temperaturas entre 24 y 27 grados, mantener la humedad del ambiente
usando la función de ventilación y mantener los filtros limpios
En
cuanto a las prácticas cotidianas en torno al uso de estos artefactos,
pidieron "evitar los cambios bruscos y frecuentes de temperatura para
permitir que el organismo se adapte gradualmente, mantenerse bien
hidratado y alimentado, continuar con los tratamientos y cuidados para
enfermedades respiratorias crónicas, no automedicarse y consultar al
médico en caso de síntomas importantes o persistentes".
Adicionalmente,
en el caso de los niños Balanzat recomendó "que el aire no le de
directamente en el cuerpo, sobre todo en las horas de las noches" y
mantenerlos alejados del control remoto para que no sean ellos quienes
fijen la temperatura.
Ambos especialistas hicieron hincapié, además, en que el aire acondicionado "no es un enemigo para la salud"
"Al
contrario, gracias al aire acondicionado uno puede descansar cuando
hace mucho calor, pero no hay que exagerar para que sea saludable", dijo
Wustten.
"Todo está en el buen uso; como toda cosa, mal usado
puede producir problemas como también lo provoca el exceso de la
calefacción", concluyó Balanzat.