LA TEORÍA DE LA JUSTIFICACIÓN
Un artículo de Jorge Rachid
Quienes planteaban que el crecimiento de la última década era producto
del “viento de cola”, sesudos economistas que pronostican casi con
desesperación, esperando la profecía autocumplida, la caída de la
economía, el dólar disparado, el desempleo en aumento, lo cual según
ellos se soluciona congelando la economía, ajustando al estado, bajando
los salarios, flexibilizando las leyes laborales y planteando ahora que
la crisis es el “fracaso del modelo”. Cuando va bien, “viento de cola”,
cuando tose, “modelo perverso”, una construcción a medida de los
sofistas griegos.
Es imposible pensar desde nuestra trágica historia reciente, un solo
paso atrás del rol del Estado en el circuito virtuoso de la economía,
desplazando el darwinismo social del dios Mercado, que quebrantó la
moral solidaria de los pueblos, enterrando la cultura del trabajo a
nivel mundial, alentando la especulación financiera y la concentración
de riquezas a expensas de los pueblos del mundo, cada vez mas sometidos
al proceso extorsivo del discurso único, del esfuerzo hacia el ajuste
económico como camino. Ya lo vivimos los argentinos y lo lloramos con
muertos en las calles por una represión alentada por los mismos agoreros
actuales y sus patrones económicos, siempre en las sombras, siempre
instrumentando terceros, prometiendo futuros protagónicos personales,
cuando sabemos los peronistas que los procesos sociales son colectivos.
Las verdades peronistas, vieja receta pontificada por generaciones, ha
implosionado de la mano de las disputas de poder en el seno del
movimiento nacional, avasallando conceptos doctrinarios sólidos e
incuestionables a lo largo de décadas. Así podríamos mencionar desde el
rol del estado hasta la ampliación de los derechos sociales, desde el
trabajo como organizador de la Comunidad Organizada hasta la
recuperación de las empresas del estado entregadas a la voracidad
privatizadora del saqueo deudor, provocado desde la dictadura militar.
Ni hablar de memoria, verdad y justicia, con procesos ejemplares en el
mundo a los genocidas, que han merecido el respeto y la admiración
mundial. La recuperación de los fondos previsionales en manos de los
buitres financieros, la posibilidad de la planificación estratégica de
esos recursos a 15 y 30 años a partir del Fondo de Garantía de
Sustentabilidad, hoy apetecido por los tacticistas que ayer nomás
descontaron las jubilaciones y salarios ante la falta de ideas y
sometimiento imperial. Es indudable que queremos el 82% móvil y una
tercera edad digna económicamente, pero ese anhelo es también una
construcción política de un modelo social en el tiempo y estamos en esa
dirección.
No imagino peronista que vuelva a la flexibilización laboral, ni a las
relaciones carnales con EEUU, no puedo pensar en compañeros que
propongan abrir la economía en un mundo que nos presiona para que lo
hagamos ante los excedentes de productos atiborrados en sus puertos ante
la crisis mundial, ni que estén en contra del control del comercio
exterior y las importaciones, ya que nos quieren penetrar en su perpetua
intención de trasladarnos las crisis, como hicieron los imperios a lo
largo de su historia. No pudieron con San Martín cuando le exigían que
se involucre en las luchas fraticidas provocadas por Inglaterra, no lo
lograron con Rosas y la navegabilidad de los ríos interiores sufriendo
la Vuelta de Obligado, quisieron y no pudieron con Irigoyen con su
neutralismo en la Primera Guerra y menos aún con Perón pese a
embajadores militantes sin pudor. No podrán ahora ante la incorporación
de los jóvenes a la política a partir de recuperar los sueños de
Justicia Social que supieron valorar la política como la única
herramienta válida en la construcción de un modelo social mas solidario,
que entierre definitivamente el estado neoliberal, su cultura y su
estructura de dependencia y coloniaje.
Claro que falta mucho para recuperar desde el punto de vista social,
claro que aún lloramos dificultades en muchos compatriotas, como es
visible en las hipotecas a levantar en áreas sociales básicas como salud
y educación, pero que el camino en que se viene avanzando es el
correcto doctrinariamente tanto en el plano nacional como el
internacional, merece una reflexión de cualquier peronista bien nacido.
Se podrán dirimir espacios políticos dentro el movimiento nacional, es
lógico y legítimo siempre y cuando no ponga esa lucha en peligro el
proceso de avance de la conciencia colectiva del pueblo en la
recuperación de la identidad y el orgullo nacional. Mucho menos que al
amparo de esa lucha legítima se ponga en cuestión al Gobierno nacional y
popular, que podrá tener innumerables errores políticos pero tiene la
vertebración y el compromiso de un tránsito claro de recuperación de la
historia, de confrontación con los eternos dueños del poder, con un
compromiso de ampliación de derechos y una voluntad transformadora de la
realidad, que le crea no pocos enemigos.
Quienes quieren seguir siendo testigos de la historia, terminarán sin
dudas justificando las prácticas de los enemigos históricos del pueblo
argentino, quienes llaman dictatorial al gobierno, hacen el juego a los
destituyentes de Honduras y Paraguay, empujados por sectores de poder
internacional que pronto recolonizaron los países sometiéndolos a los
sectores financieros y los dictados de los organismos internacionales de
crédito. Los sectores del privilegio en nuestro país se esconden en los
pliegues de nuestras propias contradicciones y aún de luchas legítimas
de espacios de poder, pero su fin último es volver a fórmulas
neoconservadoras y liberales, que no tardarán en expresarse si lograsen
su objetivo de desplazar al Gobierno nacional. La fecha del 7 de
diciembre marcada por la Corte Suprema de Justicia nos hará temblar de
acontecimientos hasta entonces, dado el despliegue del grupo monopólico
aliado a los sectores más recalcitrantes del poder financiero e
imperial.
JORGE RACHID