Por estos hechos, el juez Marcelo Martínez de Giorgi llamó a ampliar su
indagatoria a Jonathan Morel, pero las representantes del Frente de
Todos (FdT) agredidas se presentaron para pedirle que convoque a otros
integrantes del grupúsculo. Entre otros señalaron a Cristina Luján
Romero, amiga de Ximena de Tezanos Pinto –vecina de Cristina Fernández
de Kirchner–, quien les habría franqueado el ingreso al edificio de la
vicepresidenta a dos integrantes de Revolución Federal cuatro días antes
de que Fernando Sabag Montiel intentara asesinarla. Revolución Federal
se conformó hace un año. El 3 de julio último, sus integrantes lograron
impedir que se hiciera una conferencia de prensa en la Quinta de Olivos
para oficializar que Batakis se haría cargo de la cartera que acababa de
abandonar Martín Guzmán. Envalentonados por lo conseguido afuera de la
residencia presidencial, llegaron al día siguiente a la Casa de Gobierno
para escrachar a quienes se acercaran a la jura de la economista. El
entonces ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat Jorge Ferraresi
fue uno de sus blancos del odio. Las legisladoras Neira y Daer, otro. A
las dos mujeres empezaron a perseguirlas, insultarlas e incluso a
amenazarlas con prenderlas fuego. Inicialmente el caso se investigó en
el juzgado de CABA a cargo de Patricia Larocca y después pasó al fuero
federal. Allí se agregó a la causa en la que Martínez de Giorgi
investigaba a cuatro integrantes de Revolución Federal: Jonathan Morel,
Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabrina Basile.
Todos ellos están
procesados por incitación a la violencia colectiva. La Cámara Federal
–de la mano de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi– confirmó
los procesamientos, pero entendió que no eran parte de una asociación
ilícita destinada a combatir ideologías. El tercer integrante de la Sala
I, Mariano Llorens, entendió que Revolución Federal únicamente hacía
uso de su derecho a la libre expresión.
Días atrás, a pedido del
fiscal Gerardo Pollicita, Martínez de Giorgi decidió ampliar la
indagatoria de los dos fundadores de Revolución Federal, Morel y Sosa. A
Morel lo convocó para el 5 de junio próximo para responder por las
amenazas contra Neira, Daer, Ferraresi, el periodista Víctor Hugo
Morales y Victoria Donda –a quien le advirtió que iba a terminar como
sus padres desaparecidos, víctimas del terrorismo de Estado–. Sosa debe
presentarse para explicar los desmanes que protagonizó el 22 de agosto
pasado afuera del departamento de CFK, horas después de que los fiscales
Diego Luciani y Sergio Mola pidieran la condena de la vicepresidenta en
la causa Vialidad.
Neira y Daer le dijeron al juez que debe llamar a
otras personas porque lograron identificar a otros integrantes de
Revolución Federal en el ataque que padecieron. Los señalados, además de
Morel, son:
Sabrina Basile, que las siguió junto con otros de sus compinches mientras les gritaban: “Las vamos a prender fuego”.
Sergio
Quintana, quien –según marcaron las legisladoras– se desempeñaría como
médico en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires. Esta persona habría
sido quien escupió a Daer.
Cristina Luján Romero, quien las habría
abordado en Balcarce e Hipólito Yrigoyen mientras les decía: “Váyanse
con Cristina a la reputa madre que las parió, hijas de puta, chorras”.
Romero
ya estaba en el radar del juez. Martínez de Giorgi ordenó días atrás
profundizar la pesquisa sobre una serie de personas que fueron divisadas
en las manifestaciones violentas de Revolución Federal o que tendrían
algún tipo de vinculación con la agrupación. Entre los apuntados estaban
Romero y la propia Tezanos Pinto.
Según relató la vecina de CFK en
entrevistas, ella y Romero son amigas. Se habrían conocido en las
marchas que se hacían a favor del policía Luis Chocobar, que fusiló a
Juan Pablo Kukoc después de que asaltara a un turista en La Boca.
Romero, en sus redes sociales, muestra su admiración por la exministra
de Seguridad Patricia Bullrich.
De acuerdo con las versiones
recogidas en los medios, Romero funcionó, además, como quien acercó a
Tezanos Pinto a otras personas con nexos con Revolución Federal. Una de
ellas es la abogada Gladys Egui, que supuestamente se instaló en uno de
los cuartos de la casa de Tezanos Pinto unos tres o cuatro meses antes
de que Sabag Montiel atentara contra CFK. Egui actuó como abogada de
Sosa y de Gastón Guerra –dos de los integrantes de Revolución Federal–
Egui
habría sido quien llevó el 28 de agosto del año pasado a Guerra y Sosa
al edificio de CFK, tan solo cuatro días antes de que Sabag Montiel
intentara asesinarla. La explicación oficial sobre su misteriosa
presencia es que tenían que firmar unos papeles para las causas en las
que Egui los representaba: a Sosa por haber querido voltear las vallas
que protegían el edificio y a Guerra por haber emprendido contra la
camioneta de Sergio Massa cuando llegaba a su jura y por haber agredido
al periodista Lautaro Maislin. Ellos declararon que tomaron café,
comieron sanguchitos y charlaron de política ese fin de semana en el que
hubo un despliegue monumental alrededor del departamento de la
vicepresidenta.
Pese a que el accionar de Revolución Federal se
enlaza con el intento de magnicidio, en Comodoro Py los dos hechos se
investigan por separado por decisión de la jueza María Eugenia
Capuchetti y el camarista Llorens.