Grecia afronta grandes problemas de liquidez, que el Gobierno no ha
concretado, pero que se derivan de la decisión del Banco Central Europeo
(BCE) que el pasado 11 de febrero dejó de aceptar los bonos helenos
como garantía en sus operaciones de refinanciación ordinarias, como las
subastas semanales.
No obstante, el Gobierno reiteró en los
últimos días que no habrá problemas en los pagos de los salarios y las
pensiones, así como en la devolución de los préstamos y espera que la
amnistía fiscal que prepara, mejore la liquidez de las arcas públicas.
Esta
amnistía prevé que los que tienen deudas con Hacienda puedan
devolverlas en un solo tramo, sin pagar los intereses y las sanciones
que les corresponderían.